El gasto en jubilaciones se duplicará y requerirá ajustes
En los primeros meses del año, la situación fiscal en Argentina ha sido un tema candente. Según el IARAF, en los ocho primeros meses, el gasto primario indexado creció un 19,7% en términos reales. Por otro lado, el gasto no indexado sufrió una caída del 11%. ¿El resultado? Un aumento real del 2,6% en el gasto primario total.
Este panorama es crucial, ya que el gasto indexado será determinante para el ajuste fiscal que el Gobierno debe aplicar. El objetivo es lograr un superávit primario del 1,5% del PBI. Este gasto incluye partidas tan importantes como las jubilaciones, que se ajustan según el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Por ejemplo, en agosto de 2025, para aumentar el gasto real en un 7,4%, el ministro Luis Caputo tuvo que recortar otros gastos en un 17,4%.
Proyecciones y Desafíos
La discusión sobre el presupuesto cobra relevancia sobre todo porque las proyecciones de inflación para el próximo año son del 10,1%, aunque muchos especialistas creen que podría ser el doble. Esto podría causar que el gasto en jubilaciones aumente más de lo esperado, forzando al Gobierno a realizar aún más recortes en otras áreas.
En los primeros ocho meses, el IARAF indicó que la participación de los gastos indexados y no indexados fue casi equivalente, representando alrededor de la mitad del total. Sin embargo, los datos muestran que el gasto indexado tuvo un crecimiento constante en prácticamente todos los meses, incluyendo un pico del 50% en febrero.
Recortes y Ajustes en Áreas Clave
Para financiar el aumento de las jubilaciones y salarios, el Gobierno tuvo que realizar recortes significativos en otros rubros. Durante enero, hubo un leve aumento, pero durante los siguientes meses, el gasto no indexado no hizo más que caer. En agosto, el gasto indexado creció un 7,4% en comparación al año pasado, mientras que el no indexado disminuyó un 17,3%, resultando en una caída total del gasto primario del 6,4%.
Cabe recordar que en julio, el superávit primario se limitó a $1,7 billones, mientras que se registró un déficit financiero de $168.000 millones, lo que llevó a una necesidad urgente de corregir la tendencia.
También es importante señalar que el presupuesto presentado por el Gobierno se basa en suposiciones económicas como un crecimiento de 5% y una inflación inferior al 1% mensual, algo que podría no cumplirse. Si eso ocurre, las partidas indexadas enfrentan un gasto mucho más alto del previsto, obligando a nuevos recortes.
Ajustes en Educación, Cultura y Defensa
El Centro de Estudios Políticos y Económicos (CEPEC) señala que el presupuesto de 2026 prevé financiar el aumento de jubilaciones con recortes en sectores clave como educación y defensa. La parte de Educación y Cultura solo recibirá $7,74 billones, lo que representa apenas 0,75% del PBI. Esto está muy por debajo del 6% que establece la Ley de Financiamiento Educativo, lo que podría implicar una eliminación efectiva de este compromiso.
Las universidades nacionales recibirán $5,23 billones, cifra que no alcanza para mantener su funcionamiento, ya que ellas mismas necesitan al menos $7,3 billones. Esto podría significar restricciones severas en su capacidad para sostener salarios y programas de investigación.
En el área de ciencia y tecnología, la asignación de $1,57 billones equivale a 0,20% del PBI; muy distante del 1% previsto en la ley correspondiente. Esto se traduce en un retroceso en el financiamiento del sistema científico nacional, que puede tener efectos negativos en la productividad futura.
Por su parte, la defensa también pierde prioridad, ya que no se prevé la ejecución de proyectos de reequipamiento. En cambio, el presupuesto mantiene las transferencias a empresas públicas y provincias, donde se estima un superávit operativo.
Así, el ajuste se concentra en áreas que afectan directamente a la educación y al capital humano, mientras que se preservan recursos para sectores considerados estratégicos.